Thursday, January 10, 2008

retomando

La falta de amor le endureció los rasgos, le frunció el ceño para siempre floreciéndole una cicatriz llena de dolor y de angustia. De tanto tragar llantos, se hinchó en lágrimas, volviendo su piel salada como el mar. La respiración se le volvió lenta y pesada, logrando que el tiempo detuviera las estaciones, y las hojas cayeran a la velocidad que el aire salía de sus pulmones. Dice que espera despertar luego, porque este sueño se le está haciendo muy largo, y que de repente, ya no vale la pena vivir.