Tuesday, January 02, 2007


Pasé los primeros minutos del nuevo año lavando la loza. Fue como un augurio de cómo podría ser mi año, si de tantos fracasos como éxitos –los platos quedaron impecables-. Abracé creo que a mi mamá, la cábala del sexo opuesto la dejé tras 5 años de malos resultados ¿y los calzones? Nunca los he ocupado, para mi situación un simple calzón no basta. Un milagro.
Quizás debí seguir alguna, quien sabe. Hubo un año en que comí uvas y creo que me preocupé más de las pepas que los deseos. Al final, las cábalas las genera uno, junto a la estabilidad. ¿Cómo el mati tiene su jockey blanco? Y tan bien que la ha ido al cabro. A los 10 años me dio con coleccionar buhos, llegué a tener 36. Y tenía uno especial, donde le sobaba los puntos blancos que tenia –en el pecho y la cabeza – para pedir un deseo. En alguna wea la habré gastado, porque ahora ni por si acaso. Es que nunca me dijeron que tenía cupos limitados de anhelos.