En el nombre de
Cuando chica, siempre pensé que las cosas se perdían porque Dios las tomaba prestadas. Siempre aparecían en el mismo lugar donde las había dejado. A veces me daba rabia, si él quería algo, que la tomara prestada en otra parte, no en mi casa.
La primera ves que probé una ostia me sentí un tanto decepcionada. No sabía tan bien, quizás fue por el licor amargo. Ahora las amo. En una misa le comente a la Choli lo increíble que sería que vendieran ostias tal cual como se venden papas fritas. Ella se largó a reír, mientras la familia sentada en frente de nosotros nos miraba con cara de “hijas del demonio”. Me sonrojé.
-Pensaba que eras mas religiosa Sofi- me dijo aun riéndose
Si, en el fondo yo también pensaba lo mismo. Cada uno tiene sus dudas. Es normal cuestionarse, eso lo escuché de un cura.
Mi mamá es muy religiosa. Tiene un estante en mi pieza donde pone todas sus cosas como Biblia, cruces, imágenes, etc . Cuando alguien entra, tengo que explicar las divisiones que hay en el mueble.
Una vez convenció a mi primo grande para que fuéramos todos los primos a una misa juvenil. Al final fuimos él y yo, de los 18 primos que somos. Al principio todo bien, cantamos. De repente una tipa se puso a bailar con las maracas y otra se puso a llorar. Con mi primo nos miramos y dijimos “Después de la primera lectura nos vamos”. Me gusta mi fe a mi manera, ni fu ni fa. Me da miedo comprometerme con cosas superiores a mi. Con las adversidades es normal que se mueva el piso, todo se derrumba fácilmente.